Ir a los países del llamado ‘Tercer Mundo’ para prestar ayuda humanitaria es una acción de gran contenido humano que deja en el cooperante una sensación inolvidable de satisfacción personal. Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Asistencia Humanitaria el pasado 19 de agosto, he querido hacer una reflexión sobre mi experiencia como cooperante y profesional de la visión.
Ser cooperante es una vocación, permanente o temporal. Aquí no hay transacción comercial que valga; solo la fe y convicción en que las acciones que realiza llegarán a buen fin y serán de ayuda a los demás.
Asimismo, si, además de la buena fe y solidaridad, unimos conocimientos de toda índole (tecnológicos, logísticos, psicológicos, etc), la labor a realizar puede ser muy constructiva.
Actualmente el movimiento de cooperantes en España es importante. Pero hay que tener en cuenta que lo más importante no es el donde, sino el como.
Para desarrollar positivamente una labor solidaria hay que hacer varias cosas:
– Procurar ponerse en contacto con cooperantes ya experimentados.
– Conocer la zona donde se va a actuar y equiparse convenientemente para ello.
– Enterarse de la psicología y costumbres de las gentes a donde vamos.
– Conocer los múltiples trámites burocráticos que suelen caracterizar a los países pobres.
– Asegurarse de todas las vacunas y prevención de enfermedades endémicas de la zona.
– Preparar bien el equipamiento propio de ayuda para que esta pueda efectuarse en su integridad.
– Programarlo todo al mínimo detalle.
– Aprender a ser autosuficiente es una condición elemental en esta actividad.
Podría añadir un largo etcétera, pero no es intención hacerlo en este artículo.
Lo que sí agregaría es que las ayudas deben ser seleccionadas y acondicionadas en los países de destino. No vale sólo con mandar el material tal como nos lo entregan. Para esto están los cooperantes de las ONG’s, para seleccionar y adecuar el material que ha de enviarse al país que queramos ayudar.
En el área que a mí me incumbe, el cuidado de la visión, diré que las gafas graduadas que se consiguen a través de donaciones y campañas en las ópticas, son de gran ayuda para los países más necesitados. Pero también especificaré que éstas deben prepararse y adecuarse antes de enviarse.
Como ejemplo, y para que sirva de orientación para futuros cooperantes, es imprescindible que las gafas graduadas donadas se clasifiquen por graduaciones, y que estas se anoten en los cristales con rotulador indeleble. Son más útiles las que corrigen las hipermetropías y la miopías con un máximo de media dioptría de astigmatismo. Y que en los países africanos el porcentaje más alto es de hipermetropía, y en los asiáticos de miopía.
Espero que este post os sea de interés y utilidad, y desde aquí muy buena suerte a tod@s l@s cooperantes.